Un encuentro casual y un cigarro envenenado no me dejan olvidar la fría inmadurez de tu piel. Un vestigio de amor aparece de cuando en cuando y me une a vos... Una vez más...
No se qué tiene este lugar que me hace tan débil,
no se que tiene, que me hace escapar de la soledad
y me deja en este sufrimiento tan seguro que me quema,
que es mi suelo.
Antes, hubiera preferido el silencio
y un leve y reconfortante dolor,
en que no estamos ni vos ni yo,
pero que a la mente le da una correcta intranquilidad,
la acostumbrada intranquilidad.
*Yo*
domingo, junio 08, 2008
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